La doble nacionalidad se define como la condición en la que una persona posee simultáneamente la ciudadanía de dos países. Este estatus permite disfrutar de los derechos y cumplir con las obligaciones de ambos Estados.
La posibilidad de adquirir una segunda nacionalidad ha evolucionado significativamente en el Derecho Internacional, pasando de un enfoque restrictivo a ser reconocida como un derecho humano, según instrumentos como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto de San José.
Actualmente, 144 países la permiten sin restricciones, mientras que otros 29 la aceptan con limitaciones específicas. Este artículo explora el marco legal y los beneficios que ofrecen algunos países europeos en este ámbito, seguido de una discusión sobre las implicaciones tributarias asociadas.
Algunos países Europeos que permiten la doble nacionalidad
- España: España admite la doble nacionalidad en términos muy particulares. Los ciudadanos de países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial y Portugal pueden adquirir la nacionalidad española sin necesidad de renunciar a su ciudadanía original. Este acuerdo también se extiende a Chile, mediante un tratado bilateral que permite la conservación de ambas ciudadanías.
- Portugal: Portugal permite la doble nacionalidad sin restricciones, siempre que el país de origen del solicitante lo permita. Esto facilita a los ciudadanos portugueses conservar su ciudadanía original al obtener otra.
- Italia: Este país es uno de los más abiertos en cuanto a la aceptación de la doble nacionalidad, sin imponer requisitos de renuncia a la ciudadanía previa. Además, Italia ofrece vías accesibles para descendientes de italianos a través del principio de ius sanguinis.
- Croacia: Similar a Italia, Croacia permite a sus ciudadanos conservar su nacionalidad original al adquirir otra, destacando como una jurisdicción favorable para la doble ciudadanía.
- Grecia: Grecia acepta la doble nacionalidad y, al igual que Italia, reconoce el derecho de los descendientes griegos a obtener la ciudadanía mediante un proceso simplificado.
- Malta: Este país, conocido por su programa de ciudadanía por inversión, permite la doble nacionalidad. Los ciudadanos malteses pueden adquirir otra nacionalidad sin perder la propia.
- Chipre: Chipre también admite la doble nacionalidad, siendo una opción popular para inversores que buscan aprovechar los beneficios de su programa de residencia y ciudadanía.
¿Tiene implicaciones tributarias?
En términos generales, los impuestos se pagan en el país donde se generan los ingresos. Sin embargo, tener una segunda nacionalidad puede generar riesgos de doble tributación, donde una persona es gravada por el mismo ingreso en ambos países.
Para prevenir este escenario, numerosos países han firmado acuerdos bilaterales. Por ejemplo, España y Portugal tienen tratados con varias naciones para evitar la doble tributación, incluidos convenios específicos con Chile.
En el caso de España, la “Ley Beckham” ofrece beneficios tributarios significativos, como una menor carga fiscal para extranjeros y la exención de declarar ganancias producidas fuera del país.
En Portugal, la visa HQA permite a los titulares tributar un 20% fijo sobre ingresos generados en el país, mientras se eximen de impuestos sobre ingresos extranjeros durante diez años.
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Contar con una segunda nacionalidad ofrece beneficios significativos en términos de movilidad, acceso a derechos y oportunidades económicas. Sin embargo, es crucial considerar los aspectos legales asociados.
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